Hace unos años, en temporada previa a las campañas de elecciones, mi esposo recibió una invitación de un cliente para una actividad del Partido Popular. En la misma iban a presentar al nuevo candidato a la gobernación, Aníbal Acevedo Vilá, ahora gobernador. La actividad era en el Ritz-Carlton San Juan Hotel (que no sé por qué le ponen San Juan, si en realidad queda en Carolina... ¿Para darle caché?). No nos gusta meternos en cuestiones de política, pero si es pa' cacheantear, el boricua siempre dice presente.
Llegamos a la actividad y eso estaba tepe a tepe. En el lobby nos chequearon las invitaciones. Nos dirigimos al ballroom donde se celebraría la actividad, en el segundo piso. Subíamos la escalera junto a un centenar de personas, y eso no se movía. Demasiada gente... Era increíble. ¿A quién se le ocurrió invitar tanta gente a un lugar tan pequeño? Eso es un peligro. Si llegaba a desatarse un fuego, seguro moríamos carbonizados...
Todo el mundo estaba en sus mejores tules, pero como había tanta gente, el aire acondicionado no se sentía, y estábamos to's sancochao's. Como sardinas enlatadas, pero peor que en la boricuada anterior.
Llegamos arriba y el ballroom estaba repleto. Todas las mesas ocupadas, por supuesto, y los alrededores llenos, hasta los pasillos, la terraza y los balcones. La música estaba muy buena. La gente se amontonada frente a las puertas del ballroom, que estaban abiertas de para en par, para ver un poquito del show, aunque fuera de pie. No recuerdo quién cantaba, pero me pareció que era Gilbertito Santarosa (o alguien que lo imitaba muy bien), pero no lo pudimos ver. Es que eso estaba tan lleno y el calor era tan insoportable que nos salimos a la terraza para poder refrescarnos un rato, y de allí había que conformarse con escucharlo. Pero la noche estaba bastante calurosa, y en la terraza no resolvíamos el problema del calor. Era desesperante la multitud que había... A uno le daban ganas de salir corriendo.
Le preguntamos entonces a uno de los bartenders que servían bebidas frente al ballroom si conocía cuál era la agenda. Nos explicó que la Gobernadora Sila María Calderón no había llegado todavía pero que la esperaban en cuestión de media hora. No resistimos el calor y la multitud y decidimos bajar al lobby a tomarnos algo y coger un poco de fresco en lo que la gobe llegaba. Además, no había dónde sentarse, mis tacos me estaban matando, y ya estábamos a punto de sentarnos en el piso.
Bajando, vimos que todavía había gente subiendo por la escalera, haciendo fila como si estuvieran regalando chavos. En el lobby había una barra con un pequeño lounge, y nos sentamos a tomarnos un trago. La temperatura estaba súper agradable. Al fin, fresco y descanso para los pies... Estábamos sentados cerca de la entrada del hotel y casi al pie de la escalera. De ahí podíamos estar pendientes a la llegada de la gobernadora para entonces subir y disfrutar un rato de la actividad.
Al rato, entraron al lobby como 5 guardaespaldas de la gobe, todos vestidos en traje negro. "Men-in-black", les apodamos. Estaban chequeando los alrededores, como hacen en las películas los del Secret Service con la llegada del Presidente a cualquier evento. Entonces entran otros men-in black, 4 ó 5 más, y se acomodan todos casi como escolta de los marines. Nos dimos cuenta entonces que la gobe llegaba y nos paramos cerca de ellos. El resto de las personas que se encontraban en el lobby hicieron lo mismo, y en cuestión de segundos, se amontonó toda la gente. La gobernadora entró con un montón de personas, entre ellas las hijas, el novio de turno (o esposo, pues no recuerdo si ya se habían casado) Cantero Frau, Aníbal Acevedo Vilá, y otros candidatos, todos con sus respectivos piojos pega'os. En fin, demasiada gente pa' los pocos men-in-black poder manejar.
Frente a la flota de gente que trajo la gobernadora, habían algunos men-in-black abriendo paso, mientras otros mantenían a la plebe al margen, pa' que no se colaran. Pues nosotros pusimos nuestra cara de políticos, con una sonrisa plasmada en la cara, y saludamos a un fulano y a quién parecía ser su esposa (no sabíamos quiénes eran, pero lo importante era que andaban con Sila), con besos, abrazos y todo, como si nos conocieran de toda la vida. Acto seguido, nos metimos detrás de ellos, y los men-in-black no se dieron cuenta. Y cogimos pon detrás de ellos como detrás de una ambulancia en medio del tapón. Los men-in-black nos abrían paso a nosotros también, ¡hasta nos protegían de la multitud! La gente saludaba a todos los políticos de la flota, dándoles la mano, besos y abrazos, y aquí lo mejor: ¡A nosotros también! ¡Increíble! Nosotros que no teníamos nada que ver con el asunto, y hemos cogido besos a todo dar de cuanto desconocido había en el revolú ese. (Para que vean cómo es la gente, que nos besaban y abrazaban sin conocernos... Así mismo parece que ejercen su derecho al voto...) Parece que la cara de políticos nos quedó bastante bien... Los men-in-black continuaban manteniendo la flota en constante movimiento, y en un ratito llegamos al ballroom.
Cuando llegamos a la puerta del ballroom, pensamos en quedarnos ahí con toda la gente que se había amontonado en los pasillos. Como que nos fuimos deteniendo y dejábamos pasar a los verdaderos políticos, cuando uno de los men-in-black nos dice: "¡Pasen! No se detengan... ¡Pasen rapidito!" Y como dicen por ahí, "si me invitan voy, y si me gusta me quedo". Así que, nosotros, pues... ¡seguimos!
Nos escoltaron con la flota dentro del ballroom, y en las mesas vimos muchos más políticos, artistas, y otras personalidades de las que se ven a cada rato en la prensa. Llegamos hasta la tarima. Todos subieron con la gobe, pero nos volvimos a detener. Y otro men-in-black viene y nos dice que subamos con el resto, pero le dijimos que nos quedábamos allí en el pie de la tarima porque ya estaba muy lleno arriba. En realidad teníamos miedo de que nos descubrieran. Si alguien se daba cuenta, mejor que fuera abajo y no en la tarima frente a todo el mundo. Felizmente, el men-in-black no sospechó nada y se fué.
Desde ahí disfrutamos de toda la actividad, en primera fila y con aire acondicionado (en al ballroom sí se sentía). Eso parecía un party y no un baboso discurso político. ¿Los highlights del show? Presentaron a Aníbal como candidato a la gobernación (wow *bostezo* , gran cosa...) y a la multitud se le salió lo de cafre gritándole Sila "¡Beso! ¡Beso! ¡Beso!", hasta que se besó en la tarima con Cantero Frau... (Aaaghh! ¡Qué espanto!)
¡Ay! Bah... ¿Qué importa? Era eso, o coger "chinos" con la plebe sancochá que se quedó afuera... :oP