No fumar

En el Viejo San Juan está el que era mi restaurante favorito, Dragonfly. Era, ya no puedo poner un pie allí. Me niego. ¡Me resisto! El ambiente es moderno, con música lounge de fondo de primera, todo iluminado a la luz tenue de las velas. Siempre está lleno. Siempre hay lista de espera. Todo el que asiste a este lugar anda en sus mejores tules, como parte de la decoración. El crowd es bien in, guaynabitos por doquier. Y la comida es muy buena. Pero son uno de esos comercios a los que les importa un pito lo que diga la Ley de No Fumar.

Visitaba este lugar con muchísima frecuencia. A mi esposo y a mí nos encanta comer afuera, y nos atrae probar nuevos restaurantes, mientras más creativa la comida mejor. Pero nunca nos escucharon acerca del problema del cigarrillo. Ellos alegan que todo el restaurante es área de fumar por ser un concepto de barra. Sin embargo, no es una barra. Tiene barra, como cualquier restaurante. Es más, tiene dos, una en el primer piso y otra en el segundo. Y como cualquier restaurante, tienen mesas, menú de comida, meseros, y todas las carácterísticas de un restaurante cualquiera. Y como restaurante cualquiera, según la Ley de No Fumar, tienen que designar un área de fumar y una de no fumar. Pero eso no existe en Dragonfly.

Si nos quejábamos de que alguien nos estaba fumando al lado, nos cambiaban de mesa, pero nunca le pedían al fumador que apagara el cigarrillo, ya que según ellos, todo era área de fumar. ¿Acaso pueden arbitrariamente designar todo el lugar como área de fumar? ¿No están violando la ley? Ellos dicen que el lugar es muy pequeño y no hay espacio para destinar un área de no fumar. ¡Pero si tienen dos pisos!

El otro día se nos agotó la paciencia (bastante aguantamos). Fuimos con unas amistades a cenar al lugar. Como siempre, estaba lleno. Nos sentaron en la única mesa que quedaba disponible. Hicimos nuestra orden. Pedimos martinis para todos y 4 platos para empezar. Al rato, nos trajeron nuestros tragos.

En la mesa de al lado de nosotros estaban sentadas 4 mujeres. Entonces una de ellas prende un cigarrillo. Mi esposo y yo ya nos estábamos ahogando. Como sabía que entre mujeres esto no iba a funcionar, le pedí a mi esposo que le dijera que por favor apagara el cigarrillo.

Allá fue el santo varón, y con la delicadeza que se merece una dama le dice: "Disculpa, pero ¿crees que puedas apagar el cigarrillo? Es que no somos fumadores, mi esposa es asmática y nos molesta un poco". "Todo esto es área de fumar", le contesta. Con una paciencia digna de admiración, mi esposo le dice "Está bien, pero, sólo por consideración, ¿lo podrías apagar?" A lo que contesta "No. Todo es área de fumar". Mi esposo regresa frustrado, y todos nos quedamos con la boca abierta. En eso una de sus compañeras le dice "Dito, chica, apágalo..." Y ella le dice "¡Que no! Si le molesta que se vaya a otro sitio". Increíble...

Llamamos al mozo y él nos dijo lo mismo de siempre, que todo es área de fumar. Le pedimos hablar con la gerente y ella ofrece movernos a otra mesa. Miramos y resulta que al lado de la misma había otra pareja fumando. "Pero ahí están fumando también", le dijo mi esposo. "Sí pero ya ellos están en postre, así que ya mismo se van", contestó. "¿Y si ahí sientan a otro que fuma?", le pregunté. "Pues, les buscamos otra mesa". Ya eso me molestó. "O sea, ¿que nos estarás moviendo toda la noche a nosotros?" La gerente me mira como si no le quedara más remedio. Entonces le digo "¿Tú no entiendes que lo que están haciendo aquí es ilegal? Nos fuman al lado y nos quieres mover a nosotros... Olvídalo. ¡Me voy y no vuelvo!" En eso llega el mesero con la comida. Nos tragamos los martinis como shots de tequila y nos fuimos. No, no pagamos. ¡Que se atrevieran a cobrar...!

El gobernador está pensando en aprobar un proyecto de ley que reforzaría la prohibición de fumar en lugares públicos y privados, ahora incluyendo barras y casinos. El proyecto tiene el apoyo del Departamento de Salud y de la comunidad médica. El sector comercial y la industria tabacalera se oponen rotundamente (of course...). La Cámara de Comercio se opone a la medida porque "su implantación causaría una gran reducción en la venta del cigarrillo", además de que impactaría a los "pequeños establecimientos que no cuentan con el espacio físico suficiente para habilitar y destinar áreas para fumar en sus facilidades", aparte de la inversión económica en la que tengan que incurrir para diseñar dichas áreas. Prohibir el uso del cigarrillo en los casinos, según ellos, impactaría negativamente al turismo. En una ponencia añaden que "de aprobarse esta medida, los jugadores que deseen fumar tendrían que interrumpir el juego para abandonar el área del casino. Al reducirse las jugadas, se disminuyen los ingresos".

Si de economía se trata, el humo del cigarrillo ha matado a miles de personas, fumadores y no fumadores, y le cuesta millones al país tratar las condiciones relacionadas al vicio. En New York la ley de no fumar es una de las más estrictas, donde los restaurantes tienen que ser 100% libres de humo, y pese a ésto, los negocios han sobrevivido, en su mayoría mejorando sus ventas, y 39 millones de turistas siguen visitando La Gran Manzana cada año. Si no quieren incomodar al jugador enviciado del cigarrillo interrumpiendo su valioso juego, pues que designen áreas de fumar y de no fumar para que ambos, los fumadores y los no fumadores, puedan jugar en paz.

Pensando en cuestión de derechos, ¿de cuándo acá el derecho de un fumador para dañar sus pulmones va por encima del derecho de un no fumador para respirar aire limpio, libre de humo? Y en cuanto a los empleados de casinos, restaurantes y barras que no son fumadores, ¿por qué obligarlos a convertirse en fumadores pasivos? ¿Y qué de los clientes no fumadores que tienen igual derecho de frecuentar estos lugares? El humo del cigarrillo emana dos veces más nicotina que lo que inhala un fumador. En una barra un no fumador puede inhalar hasta dos cigarrillos por hora, sin encender ni uno. Me parece inhumano que sea más importante el derecho a fumar y el impacto económico que tenga la ley que la misma salud del ciudadano.

Pensar primero en el fumador que en el no fumador me parece un poco egoísta. Eso es lo que mueve las posturas de los opositores del proyecto. Tan sencillo que puede ser designar áreas de fumar y áreas de no fumar. Aire limpio para el disfrute de todos, y contaminado para el que lo prefiera así.

Pero el problema es más grande todavía. Pueden aprobar todas las leyes que quieran, prohibir fumar hasta en tu propia casa, pero al final, los comercios harán lo que les de la gana. Aquí las leyes se las pasan por donde no les da el sol, y si los comercios incurren en violaciones, las multas son ridículas. La Ley de No Fumar impone una multa de hasta $250 en la primera violación. Por una segunda, serían $500 y hasta $2,000 por violaciones subsiguientes. Esas oportunidades que se les dan para violar la ley son reflejo del "ay bendito, dale un break" tan típico de Puerto Rico. Deberían ser $10,000 a la primera, para que aprendan a cumplir la ley...

¿Cuál es la preocupación de la Cámara de Comercio? ¿Que disminuyan las ventas del cigarrillo? El vicio del fumador es tan incontrolable, que va a seguir comprando el cigarrillo aunque le impongan un impuesto de un 1000%. ¿Que los dueños de restaurantes, como estos pobres señores, no tengan los recursos para habilitar áreas de no fumar? Ay, por favor... Los chavos les sobran. Ellos que dicen que son una barra, si aprueban la ley, tendrán que cumplirla, a menos que sigan ignorándola como han hecho hasta ahora.

Me acuerdo de Hernández Colón por la construcción de carreteras. Me acuerdo de Roselló por su empeño en construir el Tren Urbano (los millones que se haya robado son otros veinte pesos). Me acuerdo de Sila por... bueno, ahora no me viene nada a la mente (¡Mira qué linda...!). De Aníbal por lo menos me gustaría acordarme de que aprobó la Ley de No Fumar.