29.10.06

Bush



"In the Gulf of Mexico, drillers just discovered what could turn out to be the largest oil reserve ever. It could boost U.S. oil reserves by 50% and supply us with nearly 15 billion barrels of gas and oil. Bush heard about the discovery and ordered the immediate invasion of Louisiana."
- JAY LENO
Time

24.10.06

Guaynabo City



Ésto es lo último. No basta con las señales de tránsito en gringo, el Guaynabo City Police y el Guaynabo City Hall... Ahora tenemos Guaynabo City Limits.

Hace dos domingos se publicó en La Revista, de El Nuevo Día, "El Puente de los Suspiros", por Edgardo Rodríguez Juliá. Fué mi profesor de español en la UPR, Recinto de Río Piedras.

El profe medita sobre la "ciudad" en la que yo resido, en un puente de la Ave. Lomas Verdes, justo sobre el Exp. Martínez Nadal, dejando plasmada en sus letras una increíble verdad:
"Guaynabo City es la ciudad 'wannabe' por excelencia. Además de tránsfuga y motorizada, aquí hay más BMW, Lexus, Mercedes Benz y Volvos por milla cuadrada que en ningún otro lugar de Puerto Rico. Gente motorizada, gente sin historia, posiblemente sin modales y sin consideración, con la pretensión y prepotencia del nuevo rico… Los bienes raíces en Guaynabo City comparan con los del Condado. Pero también es la ciudad del auto como símbolo de status, el rayo del consumismo que no cesa."
Profe, lo acompaño en sus sentimientos. Esto es Guaynabitch City.

22.10.06

A ver quién lo tiene más grande



¿Cuál es la cuestión? Esto es todos los años. Para Halloween, Thanksgiving, Navidad, San Valentín... Veo que primero sale un vecino y pone su muñeco inflable. Luego otro sale y pone uno más grande. Después otro viene y pone uno, no sólo más grande, sino más ridículo. Siempre sale la vecina a adornar y el esposo le hace las conecciones elécricas. Y ésto se repite con cada vecino. ¿Será cuestión de hombres? Compiten para ver quién lo tiene más grande...



Aunque algunos lo tengan caído... ¬¬

20.10.06

Canela



No resistimos más. Era demasiado el dolor. Necesitábamos desbordar todo el amor que sentíamos por Kahlúa y dárselo a otra criaturita. Seguimos las recomendaciones de todos y aquí les presento a nuestra nueva adquisición.



Se llama Canela. Es una Miniature Pinscher, como Kahlúa, pero roja. Tiene 2 mesesitos (nació el 5 de agosto de 2006). Pesa 2.3 libras. ¡Es diminuta!



Ha sido volver a comenzar. Hace muchas de las cosas que también hacía Kahlúa cuando chiquita, pero tiene su propia personalidad. Es adorable. Nos persigue como sombra. Bien faldera, sumamente cariñosa. Just what the doctor ordered...


6.10.06

Decir Adiós

Llegamos a casa luego de un largo día de trabajo y encontramos a Kahlúa echada en el piso, con la mitad de su cuerpecito paralizado. No emitía ningún sonido. No gemía, no ladraba, en fin, no le dolía nada. Sus ojos nos daban una mirada llena de confusión. No sabía lo que le estaba pasando. La llevamos de inmediato a emergencia, le hicieron análisis de sangre, radiografías, etc, y nos dijeron que parecía ser un derrame o alguna lesión en su columna vertebral, muy probablemente a nivel cervical. Pasó la noche en el hospital recibiendo anti-inflamatorios, relajantes musculares y antibióticos por vena.

Al al día siguiente la vió su médico veterinario de cabecera, quien la hospitalizó nuevamente y le continuó el tratamiento. Le sacó unas mejores radiografías (las que le tomaron en emergencia no fueron muy buenas) y la refirió a un especialista. Vió las placas y descartó la lesión cervical. Su diagnóstico fué un posible derrame cerebral, aunque pensaba seriamente que tenía un tumor. La prognosis era casi nula. Nos explicó que para estar seguros podíamos hacerle un MRI y quizás una punción espinal, para descartar meningitis. Sin embargo, el tatamiento luego de las pruebas continuaría siendo el mismo. Si era un derrame, era posible que mejorara con los anti-inflamatorios. Si era un tumor, no había nada que hacer. Hablamos con su médico de cabecera y decidimos no hacerle las pruebas y continuar el tratamiento por unos días a ver si respondía, pero nos explicó que deberíamos ir pensando en la difícil decisión de "ponerla a dormir".

La visitamos a diario, y ella se alegraba muchísimo de vernos. Pese a que estaba postrada, sin poderse mover, sus ojos hablaban por ella. No podía mover su rabito por la alegría, pero nos lamía incesantemente. Se dormía por ratos en mi regazo, pero estaba pendiente de mi esposo, de "papá", como siempre. Era tan difícil aceptar que teníamos que mantener sobre la mesa la alternativa de terminar con su vida cuando ella estaba tan consciente, cuando aún comía y bebía, aunque acostadita. Pero a su vez no queríamos tomar tan difícil decisión sin antes darle la oportunidad al tratamiento, cuando existía una remota posibilidad de que mejorara. Kahlúa nunca había llorado como lloraba cuando la dejábamos. Nunca. Nos partía el alma escucharla llorar.

El lunes en la mañana recibimos la llamada. El veterinario nos explicó que ya su calidad de vida se estaba deteriorando grandemente. Recomendó la eutanasia.

Fuimos a despedirnos de ella. Yo llegué primero. Me la trajeron y la cargué en mis brazos. La ví cansada. La sobaba y me miraba a los ojos y me lamía, agradeciendo mis caricias. Yo sabía que era lo mejor, que eso no era vida y que estaba sufriendo. Pero qué difícil es... Verla tan indefensa, tan débil... Luego de 8 años es difícil decir adiós.

Después llegó mi esposo. Le dije "¡Ahí está papá!", como le decía cada vez que llegaba mi esposo a la casa, y ella salía corriendo emocionada a buscarlo. Ahora sólo volteaba la vista, buscándolo. El la cogió en sus brazos, y ella se notaba que estaba contenta de verlo. Pero estaba cansada. Por ratos dormitaba.

Todas las noches hacíamos un "sandwich" con ella. Era tan pequeñita (medía menos de 12 pulgadas de largo), que uno de los dos la cargaba y luego nos abrazábamos, y le decíamos así, "sandwich". Ese día hicimos el último, esta vez largo, más tierno que nunca. Así le dijimos adiós.

La casa ahora está vacía. La reina ya no está. Todavía oigo el sonido de sus pasos, sus uñitas sobre la losa. Todavía me sorprendo cerrando la puerta de la casa
con cuidado cuando salgo en la mañana, no vaya a ser que se me escape. Kahlúa siempre estaba velando güira para salir a la calle. Qué mucho la extrañamos...

Ahora descansa...

Te recordaremos siempre, Kahlúa Macarena.
















































Kahlúa Macarena Sambuca
(1998-2006)

1.10.06

Kahlúa Macarena



A tí, mi hija cuadrúpeda de 8 años, dueña de mi pseudónimo...

Te tengo en mi corazón todo el tiempo. Te pienso... Te sueño...

Mejórate pronto, mi niña...

Te extrañamos muchísimo y te queremos en casa...