23.1.07

ADD y el Arte Moderno (una idea reciclada)
























"Untitled"

Jared Von Hindman
2006

Este blog tiene ADD.

Organizando mis entradas en Blogger me encontré con la serie de posts de Arte Moderno. ¿Recuerdan? (A los nuevos, vayan al link y pónganse al día - ¡es una orden!) Pues, hice una convocatoria para que me enviaran propuestas de lo denominé "arte moderno". La blogosfera boricua se envolvió activamente. Las discusiones que se generaron fueron interesantísimas y recibí aportaciones de varios blogueros. Entonces prometí hacer una exhibición.

Pero, tengo ADD (es un autodiagnóstico).

¿Qué pasó con la apertura de
Château Le Posilgué, Sucursal de Puerto Rico? Pues (siempre hay que echarle la culpa a alguien), solicité los servicios profesionales de una experta curadora y crítica artística, Liliana, para que me hiciera los reviews de las obras con su estilo tan peculiar. Y nada... Entre que la pobre ha estado muy ocupada (ese es el precio de la fama) y que a mí todo se me olvida, así mismo, como si nada, simple y llanamente, se me olvidó. No tengo otra excusa.

Pero lo prometido es deuda. La exhibición va, con los reviews o sin ellos.

Quizás es
una idea reciclada... Y no es que no tenga más nada de qué escribir. No. Es que los artistas que colaboraron merecen closure. (*Musiquita triunfal de fondo*) Después de largas horas de trabajo y tanto empeño puesto en la creación de sus majistrales obras, sin esperar nada a cambio (más que un miserable link a su blog), es injusto que no se les reconozca. Por tal razón, la exhibición ha de llevarse a cabo próximamente. (*musiquita triunfal in crescendo*) Y, en completa solidaridad con los artistas del patio de PuertoBlogs y comunidades limítrofes, este humilde blog se une a su causa. ¡Château Le Posilgué les abre las puertas! (*record scratch*) Además, si no concluyo la serie de posts, no voy a poder dormir. (I need closure too, you know...)

Ahora, desde que salió el primer post de Arte Moderno, Please Recicle = Modern Art, hay gente nueva por estos lares, y me gustaría extender la convocatoria para descubrir su habilidad artística. Ustedes saben quiénes son... No se me escondan... ;o)

Mientras tanto, los dejo con un teaser de las aportaciones recibidas durante la primera convocatoria para que les sirva de inspiración. :oP Enjoy!



















"Sin título"
Annette
2006

























"Gemelas Masterpiece"
Ashar Edith
2006


BTW, Ashar... Speaking of teasers (luego de un brevísimo regreso)... Where are you?! o_O

18.1.07

La Maldición del Pollo - Parte 3

(Primera parte aquí; segunda parte acá.)

Un muchacho llegó a recibir el carro. Mi esposo le dió las llaves y se sentó a esperar en la sala. Pero, curioso, se quedó mirando por la ventana al muchacho mientras caminaba hacia el carro. El joven se montó en el carro y lo puso en marcha. De momento, frenó abruptamente. El muchacho se bajó corriendo del carro. Mi esposo se moría de la risa. Sabía que le había dado la bofetada apestosa.

Cuando terminaron con el carro, mi esposo lo fué a inspeccionar. Apestaba todavía. El Macareno fué a reclamar.

"Y... ¿el new car scent?" - le preguntó al muchacho.

"Pfff... Brother... Eso no tiene remedio..." - le contestó.

"¿No pueden hacer más nada?" - insistió mi esposo.

"Si fuera que está abomba'o por humedad, o algo así, pero... ¡Nah! Te has podido... ¡Este carro apesta a perro muerto!" - le decía el muchacho con un tono burlón.


"Yeah, yeah... A Perro Muerto con Cherry©..." - comentó entre dientes mi esposo.

En eso lo llamé porque se me había vaciado una goma.

"Ya llamé a Asistencia en la Carretera, no te preocupes. Era para que supieras" - le dije.

"¿Dónte estás?" - me preguntó. Yo estaba a unos 5 minutos de él. "Te acompaño. Salgo ahora para allá".

Cuando llegó, ya el muchacho de Asistencia en la Carretera había llegado y me estaba cambiando la goma. Mi esposo me saluda, y...

"Mi amor... ¡Apestas! ¿No fuiste a lavar el carro?" - pregunté confundida. El muchacho nos miraba extrañado (digo, a lo mejor había sido víctima de la bofetada apestosa). Esta vez la peste era aún peor. Era como si al Pollo Podrido con Cherry© lo hubieran rociado con orín de gato... ¡Horrible!

"Hicieron lo que pudieron..." - me cntestó. "Oye... Ese New Car Scent huele como a mea'o de gato, ¿no? ¡Agh!" - me decía mi esposo mientras se olía la ropa. (My point exactly...)

La goma se había vacíado por culpa de un clavo. Mi esposo decidió llevársela ya que al lado de su oficina había un sitio en donde la podían reparar. La montó en su baúl y nos despedimos.

En la noche, llegué a casa, abrí la marquesina y estacioné mi carro. Ya mi esposo había llegado y su carro estaba en la marquesina. No hago más que bajarme y me dá la bofetada apestosa... Lo llamé gritando como una demente. Mi esposo salió preocupado a ver qué me pasaba.

"¡Me haces el favor y sacas ese carro apestoso de esta casa!" - le ordené.

"Pero, ¿dónde lo voy a dejar?" - me preguntó.

"¡No me importa! ¡Cualquier sitio menos aquí! Qué se yo... ¡Lejos! ¡En la entrada de la urbanización!" - yo me puse como un guavá. "Ay, déjalo allá arriba, en la esquina... ¡Y no lo vuelvas a meter aquí!" - le respondí.

"Arreglé la goma..." - me dijo con el rabo metido entre las patas, como perrito arrepentido que espera una recompensa...

"Muy bien. Gracias" - le dije indiferente. "Guárdala donde va y desaparece tu carro de mi vista."

Guardó la goma en compartimiento del baúl de mi carro y se fué a mover el suyo.

La mañana siguiente, cuando entré a la marquesina, ¡al fin! La bofetada apestosa brillaba por su ausencia. Hasta que abrí el baúl de mi carro para guardar mi maletín... ¡Zas! Allí estaba escondida la bofetada... Ahora mi baúl apestaba por culpa de la goma, que había estado por tan solo medio día en el baúl de mi esposo. "¡Maldición!" - grité. Ya yo estaba que lloraba de la rabia...

Mi esposo me sacó la goma del baúl y la puso a un lado en la marquesina. Le dí pon hasta su carro, y nos fuimos a trabajar.

Esa tarde, pasó por mi oficina (apestoso otra vez) a llevarme unos tangramas
de plástico. Era un artículo promocional de la compañía donde trabajaba. Eran como 30, todos de colores, muy lindos.

"Pensé que le iban a gustar a tus estudiantes" - me dijo. El pobre parece que me hacía un peace offering por toda la desdicha que estaba pasando por culpa de la maldición del pollo.

"Ahora mi baúl apesta, ¿sabes?" - le dije tristemente.

Repartí los tangramas entre los estudiantes. Todos estaban muy emocionados con el juguete nuevo. Y todos decían segundos después de comenzar a jugar con ellos: "Erm... Esto apesta..." ¡Hasta los tangramas cayeron presos de la maldición del pollo!

Esto fué terrible... Pasaron semanas antes de que el terco de mi esposo cambiara el carro. Es que en verdad no sabía con qué cara se iba a presentar en Popular Leasing para cambiar el carro porque estaba apestoso. Pero ya no podíamos más con la maldición...

Mi baúl no tuvo remedio, pero, felizmente, la peste nunca llegó al interior del carro. En la marquesina instalamos un filtro para eliminar los malos olores, como los que usan en los salones de belleza y en algunas barras. Me lo prestó una vecina. Por las noches, dejaba el baúl abierto y prendía el aparato. En las instrucciones decía que eliminaba olores como los del cigarrillo, la acetona, fijador de callello (ay, qué fina... hairspray), humedad, etc. Pero en ningún sitio decía que era capaz de eliminar el olor a
Pollo Podrido con Cherry y Mea'o de Gato©. Así que, hasta que lo vendí (3 años después), siempre tuve un pote de Febreeze en el baúl, para controlar un poco el mal olor.

Cuando mi esposo fué a devolver el carro, hizo el express check-out, para no tener que verle la cara a ningún dependiente. Con su cara de lechuga, alquiló otro carro, sin ningún incidente. Cuando salía del establecimiento, se percató de que un muchacho se dirigía a recibir el carro apestoso. Se apresuró y con su cara de "yo no fuí", se montó en el carro nuevo. Lo prendió a toda prisa, y mientras salía del estacionamiento, miró por el espejo retrovisor. La escena se repetía: el muchacho se montó en el carro, lo puso en marcha, frenó abruptamente, y salió como una centella... Otra víctima de la bofetada apestosa.

Mi esposo soltó una carcajada, y se fué feliz y contento, al fín liberado de la maldición del pollo.

15.1.07

8.1.07

La Maldición del Pollo - Parte 2


(Primera parte aquí.)

"Y, ¿esos granitos? ¿Qué es eso?
¿Arroz?" - preguntó mi esposo espantando las moscas que salían del carro.

"¡Arroz no, canto e' anormal...! ¡Eso son pupas...! ¡De los mismos gusanos! - le explicó J. Había un ciclo completo de la mosca frutera en el baúl del carro. Larvas, pupas, moscas...

"¡Aaaaaaaggghhhh! ¡Fooooo! ¡Qué asco!" - gritaba mi esposo.

Entre "Fo esto" y "Fo lo otro" cogieron el pollo y lo botaron. Sacaron la alfombra del baúl y la sacudieron, para sacarle los gusanos y el "arroz"... Pero la alfombra se quedó mojada con el "juguito" del pollo... YUCK!


No podían hacer más nada por el momento y se fueron a trabajar.

Horas más tarde llegó mi esposo a su oficina. Se acomoda en su escritorio y en eso viene un compañero de trabajo a preguntarle algo. Están conversando, sólo por unos segundos, cuando el muchacho frunce el rostro...

"Fo... Aquí huele a perro muerto" - le dice a mi esposo. El tipo huele su alrededor, dando vueltas (como los Kahlúa y los vecinos) buscando el origen de la peste. "¿De donde viene esa peste?" - preguntó confundido. Mi esposo se hizo el loco y no le dijo nada.


Cuando se fué, a mi esposo se puso a oler sus cosas y al coger su maletín, que había permanecido una en el interior de su carro desde el martes pasado (una semana)... ¡BINGO! Estaba apestoso. "¡Maldito pollo!" - exclamó. Ya tenía la oficina apestada.

En eso me llamó y me contó todo. Yo estaba que me meaba de la risa. Le dije que le echara algo al carro mientras tanto, que después lo mandábamos a lavar.

Cuando salió a almorzar, se metió en una gasolinera para comprar de las pastillas de esas que son para darle olor al carro. "Una no me va a resolver" - pensó. Así que compró todas las que encontró. Eran de olor a cherry.

Cuando fué a pagar, el muchacho de la caja se ríe y le pregunta "Qué es, ¿que te apesta el carro?" A lo que mi esposo le contesta "No tienes idea..." Y allá se fué, como quien siembra semillas, a regar las pastillas por todo el carro.


A la tarde se presentó en mi oficina. A su paso la gente se tapaba la nariz. El gesto de fruncir el rostro ya le era familiar al Macareno. El pobre iba dejando la estela de peste, esta vez de olor a pollo podrido con cherry (deberíamos patentizarlo). Por donde quiera que se movía, allá la peste lo seguía.

Me fué a saludar, y entonces descubrí la magnitud del problema. Se le había impregnado la peste en su ropa.

"Mi amor, APESTAS" - le dije.

"I KNOW! Y ahora, ¡¿qué hago!? - me dijo frustrado. La expresión que tenía en la cara valía un millón de pesos. "¡Todo lo que meto en el carro apesta! ¡Está cabrón! ¿Qué voy a hacer con el carro ahora?"

"Cámbialo por otro" - le sugerí.

El carro de mi esposo era un alquiler mensual de Popular Leasing. La compañía donde trabajaba se lo proveía. En teoría, lo que tenía que hacer era cambiar el carro por otro y sacarse la maldición de encima.

"No voy a devolver el carro así... Qué vergüenza..." - me dijo.

"Bueno, pues llévalo mañana a darle un champú. Esto tiene que tener alguna solución" - le dije esperanzada.

Esa noche, mi esposo estacionó el carro en la marquesina para que la peste no molestara a los vecinos. Sí, mi gente... El carro apestaba aunque estuviera herméticamente cerrado.

En la mañana nuestro dormitorio apestaba por culpa de la ropa de mi esposo. Era la peste a Pollo Podrido con Cherry©. Le tuve que designar un hamper para él solito.

Cuando mi esposo se disponía a salir para llevar el carro a lavar, abre la puerta de la cocina para entrar en la marquesina y... ¡Zas! La bofetada.

"¡Puta Madre!" - gritó mi esposo.

"¿Qué pasó ahora?" - dije yo. Entré en la marquesina y... ¡Zas! La bofetada apestosa me sorprendió a mí también. "¡Maldita sea!" - grité.

Enseguida fuí a buscar el hamper de mi esposo y lo puse en la marquesina al lado del zafacón.


"Pero, ¿qué haces?" - pregunta mi esposo confundido. "¡¿Vas a botar mi ropa?!"

"Chico, no. Estoy limitando la peste a una sóla área" - le expliqué. (¡Con Lestoil tuve que lavar la ropa después!)

Pues, se fué a llevar el carro a lavar. Se paró frente al menú y vió el lavado más completo: "Super Extra Deluxe" que incluía champú de asientos y alfombras, y además, perfumado de New Car Scent.

"¡Eso es lo que yo necesito!"
- le dijo a la cajera emocionado.

(Continuará...)

7.1.07

La Maldición del Pollo

Fin de semana de Acción de Gracias, 2000. Salimos a hacer compras el martes en la tarde en el carro de mi esposo. Cuando regresamos, dejamos el carro estacionado frente a la casa. Ni nos molestamos por meterlo en la marquesina. Bajamos la compra, la guardamos y oficialmente comenzamos nuestras vacaciones.

El miércoles nos fuimos de viaje, por 5 días. El lunes en la tarde, ya de regreso, cuando me disponía a sacar a Kahlúa a pasear, me encontré a los vecinos rondando en la calle frente a mi casa. Daban vueltas en un solo sitio, para arriba y para abajo, como si buscaran algo que se les había perdido.

"Es por aquí" - decía mi vecina L., señalando con sus manos el piso, haciendo círculos, demarcando un área a su alrededor.

"¿No será en la alcantarilla?" - preguntó G., el esposo de L., mientras se acercaba a la alcantarilla que quedaba cruzando la calle, frente a su casa y casi frente a la mía. (Su casa era la última de una calle sin salida, y la mía era la penúltima.)

Me dirigí hacia ellos y les pregunté que qué buscaban.

"¿No lo sientes allí?" - me dijo Y., mi otra vecina, la de la ante-penúltima casa. "Yo creo que hasta en mi casa se siente."

"¿Qué cosa?" - preguntaba confundida mientras cerraba la puerta de la casa. Agarré a Kahlúa y me fuí acercando a ellos para ver qué era eso que yo no sentía, cuando, de repente, como una bofetada, me dió una peste a perro muerto tan descomunal que no existen palabras para describirlo...

"¡Uy! ¡Fo! ¡¿Qué rayos es eso?!" - grité.

"No sé, pero es por aquí..." - decían mientras daban vueltas frente a mi casa, cerca de la alcantarilla.

"Se habrá muerto un ratón..." - les dije. Pero cuando me acerqué a la alcantarilla me dí cuenta de que la peste no era tan intensa. - "Bueno, a lo mejor no es aquí..."

Hasta a Kahlúa le molestaba la peste. Olía sin cesar y estornudaba de vez en cuando, la pobre. Me uní a la tropa a dar vueltas, a ver si encontrábamos de dónde venía la peste.

Mi esposo entonces nos vió en plena danza misteriosa y salió a la calle.

Con una cara de "¿Qué rayos hacen?" se fue acercando a nosotros y nos preguntó eso mismo: - "¿Qué rayos hacen?"

Al unísono todos dijimos - "¿No lo sientes?"

Antes de terminar de decir "¿Qué cosa?" su rostro se frunció, se tapó la nariz, se contorcionó y dió media vuelta, todo en 0.125 segundos. Era la bofetada apestosa. Espantado gritó - "¡Fooo! ¡Aaaaghh! ¿Qué carajo eso?"

"No sé, pero es por aquí..." - le dije. "Parece que se murió un ratón o algo."

"¿No será un perro?" Mi esposo se agachó a mirar debajo de su carro, que todavía estaba estacionado frente a la casa, a unos pasos de la alcantarilla. - "Por aquí apesta un montón, pero no veo nada."

"Eso es un ratón que se murió en la alcantarilla." - insistía G.

"O será un gato... ¡Es que apesta demasiado! ¿Un ratón puede causar tanta peste?" - pregunté yo.

Era todo un misterio. No encontramos nada. Rendidos, lo dejamos ahí, con la esperanza de que con el tiempo la peste se disipara.

La mañana del martes, mi esposo sale a trabajar. Se va acercando al carro y siente la bofetada. La peste no se había ido. Entonces se monta en el carro y la peste ¡era peor! "Maldito ratón muerto. Me impregnó el carro," pensó. Prendió el carro y se fué a trababjar.

En el camino no resistía la peste, que se ponía cada vez más insoportable, y abrió las ventanas. No sabía dónde meterse. Sacaba la cabeza por la ventana para poder respirar. Estaba desesperado. Iba de camino a recoger a J., uno de sus clientes, a su oficina, para ir a una reunión en el "field" y el carro estaba apestoso... ¡Qué vergüenza!

Llegó a la oficina de J. y el mismo se monta en el carro. Cierra la puerta y mi esposo acelera el carro para salir. En eso J. (que, suerte que tenían confianza) le grita - "¡Foo, 'mano! ¿Qué es esa peste?"

"¡NO SÉ! Parece que un jodi'o ratón se murió por la casa y me impregnó el carro" - le explicó frustrado.

"¡¿Qué?! ¿Por tu casa? No, no, no, no, no... ¡Para! ¡Para el carro, que no aguanto!" - J. estaba a punto de vomitar.

Mi esposo se alineó en la carretera y J. salió como una centella del carro... Con la cara verde y llena de espanto le dice a mi esposo - "Brother... Tú me perdonas, pero ese ratón tiene que estar dentro del carro."

"¡¿Qué?! ¿Tú crees? ¡Aaaagh, no...! - mi esposo casi lloraba de tan solo pensarlo.

"Es que apesta con cojones, chico." - contestó J.

Quedaba sólo una cosa por hacer. Lanzarse como buenos machos a la búsqueda del culpable en medio de la peste soberana. Se miraron las caras como superhéroes asustados. Cogieron aire, aguantaron la respiración y se metieron dentro del carro a buscar el cadáver del ratón. Buscaron en todas partes: debajo de los asientos, en los asientos de atrás, en cuanto compartimiento tenía el carro... Nada.

Entonces J. le dice a mi esposo - "Abre el baúl."

Mi esposo abre el baúl. Esta vez no fué una bofetada... Fué una PALIZA apestosa lo que salió de allí. Y allí, en estado avanzado de putrefacción, se encontraba el causante de sus penas: un pollo.

Resultó que el martes, cuando mi esposo bajó la compra del carro, se le quedó un pollo en el baúl. ¡Por 7 días! Y allí estaba... Podrido, cubierto de gusanos y de unos "granitos".

(Continuará...)

4.1.07

Tratando de llegar "al medio" - Parte @#%&!

A la verdad que a mí me pasan unas cosas... (Si llegaste tarde al chisme, la historia comienza aquí y continúa acá.)

Recogí mi correspondencia ayer en la tarde y tenía un papelito de esos del correo para recoger una carta certificada. Decía "Departamento de Educación". Ya era hora...

Me llegó el maldito Certificado de Maestro. La cosa esa parece una falsificación barata... Como un certificado escaneado a la peor resolución y luego impreso en papel genérico en un ink jet printer
(uy, pensar que "escáner" está aceptado por la RAE, ¡qué horror!). Es una soberana porquería... El que tengo expirado es en un papel heavyweight, con su sello al relieve y todo... Un certificado bien hecho.

Pero el colmo es que esperé casi un año (desde la tercera radicación), y una hora haciendo fila en el correo, para que el certificado dijera lo siguiente:

Expedido desde 9 de diciembre de 2001 hasta 9 de didiembre de 2007.
Dado en San Juan de Puerto Rico el 20 de diciembre de 2006.

Firma Rafael Aragunde Torres, Secretario de Educación
Rafael Aragunde no era el Secretario en el 2001. Pero me importa un pito quién lo firme; que lo firme William Elías, for all I care... El asunto es que tendré que repetir la hazaña nuevamente en menos de un año... ¬¬

No sé, corríjanme si estoy mal... Si a uno se le expira la licencia de conducir, digamos en diciembre de 2001, y anda, como dicen por ahí, "esplacao" hasta diciembre de 2006, y solicita entonces una renovación... ¿Acaso le renuevan a uno la licencia desde el 2001? ¿O desde que la solicita?

Sólo en Puerto Rico...

1.1.07

¡Feliz Año Nuevo!

Encontré este vídeo en YouTube. Es de una agencia de publicidad, doubleyou (una presentación de la agencia aquí). Me pareció muy original. Enjoy!



Resulta refrescante cuando todo lo que está número uno son los vídeos de la ejecución de Sadam Hussein... :o| Increíble...

Así que considérenlo como un regalito de año nuevo... ¡Felicidades! :o)